TEXTO ARGUMENTATIVO.
El presente texto tiene como objetivo el desarrollo argumentativo de la relación entre poder y saber; de los principales tópicos de la teoría de control social, de la problemática de las industrias culturales partiendo de la perspectiva de la escuela de Frankfurt y de la importancia de la comunicación en la relación sujeto y cultura.
Dentro del desarrollo social hay que admitir que el poder produce saber. Poder y saber son privilegiadamente implicaciones directas el uno al otro. No se halla dependencia de poder sin constitución correlativa de un campo de saber. Ni de saber que no admita ni no forme al mismo tiempo razón de poder. Centradamente en esta relación poder y saber, el sujeto cumple un papel fundamental partiendo de la idea de que el como sujeto que conoce, los objetos y las distintas modalidades de conocimiento las cuales son otros tantos efectos de esas implicaciones fundamentales del poder-saber y de sus transformaciones históricas. Resaltando que el poder- saber, los procesos y las luchas que lo atraviesan y que lo constituyen, son los que determinan las formas, así como también los dominios posibles del conocimiento.
Podemos afirmar que el poder no busca esencialmente reprimir, sino que persigue más bien dos efectos que se complementan y apuntan sus cañones al objetivo de mantener el control social, conteniendo los desbordes subjetivos, más peligrosos quizá que las revueltas o las revoluciones. Esos efectos son: el orden y la regularidad. Mucho más que la represión, están presentes de manera visible y de modo potencial en todas las instituciones sociales
Travis Hirschi, sociólogo y criminólogo estadounidense señala la utilidad del control social como instrumento eficaz, dando a conocer las cuatro dimensiones de esta teoría.
En primera medida relaciones sociales. Las cuales fomentan la conformidad. Al menos que el individuo no se sienta muy vinculado con su familia, amigos, o compañeros de trabajo, su desarrollo mental y de psicoanálisis sufrirá ciertas recaídas que perjudican su evolución como tal.
Las estructuras de oportunidades. Esta dimensión se desarrolla en el hecho de que las personas que tienes más posibilidades legítimas para satisfacer sus intereses tendrán mas argumentos para la conformidad. En cambio los que tienen poco control o reducida confianza en el futuro tendrán desventajas respecto conformidad generando conductas no convencionales.
La implicación. Se desarrolla a partir de actividades licitas que se realicen con gran fuerza como trabajar, estudiar, practicar algún deporte, etc. En caso de que no se presenten estas actividades el sujeto como tal puede emplear el tiempo en actividades no legítimas.
Las creencias. Los personajes que aceptan y asumen las pautas morales predominantes en la sociedad de la cual hacen parte y que respetan la autoridad tendrán mas acceso para reprimir las tentaciones, que los que se encuentran mas disconformes a estas etapas honorables. Por tanto una visión social privilegiada y un seguro orden del carácter son agentes que ayudan a originar modelos de guías conformes a las medidas convencionales.
A mediados de los años cuarenta Adorno y Horkheimer en el libro Dialéctica del Iluminismo crean y desarrollan el concepto de ¨ industria cultural ¨ donde analizan la producción industrial de los bienes culturales como mercancías. Denuncian como a través de un modo industrial de producción se obtiene una cultura de masas hecha con una serie de objetos que llevan claramente la huella de la industria cultural: serialización – estandarización – estereotipos - división del trabajo, modelos que revelan la ideología dominante. En América Latina durante las década del 60 y 70 los estudios sobre comunicación estaban entendidos en términos de ideología dominante (cultura norteamericana) y la dominada, la de los pueblos latinoamericanos. Desde la publicación de La industria cultural (1947) el análisis de los fenómenos ideológicos en relación con la institucionalización económica y cultural de los medios es su principal objeto de estudio y, por consiguiente, los efectos de las industrias culturales sobre el público. La noción de “industria cultural” da cuenta del proceso de “transformación cultural en su contrario”. La cultura concebida estandariza los gustos del público, les ofrece estereotipos y baja calidad, determina el consumo y elimina riesgos: como consecuencia de este dominio no declarado, el individuo es manipulado por los medios y termina por fijar de manera acrítica a los valores impuestos por el sistema dominante.
Según Adorno, la cultura modifica y ayuda a crecer, La cultura sin el elemento dinamizador de la crítica lleva directamente a la constitución de ideología, entendiendo ideología como la distorsión del conocimiento en relación con un interés propuesto.
Es de suma importancia hablar de la cultura como un sujeto, o más directamente de subjetividad cultural. La cultura está hecha de relaciones sociales de las que son partícipes sus miembros individuales, y quizá hasta se pueda llegar a decir que la cultura es eso: las relaciones sociales establecidas entre los sujetos. La cultura como una entidad de existencia propia, separada en realidad de los sujetos que la componen, portadora de un discurso que trasciende lo individual y que posee una subjetividad.
